Nuevas lecturas viejas

       Por Damián Tabarovsky
17/09/11
 
Mucho antes de convertirme en lo que soy –periodista de investigación– fui sociólogo. ¡Y estudié en Francia! Llegué a París en septiembre de 1989, poco antes de la caída del Muro de Berlín. Las primeras obligaciones que tuve (además de buscar trabajo, ya que no tenía beca alguna) fue presentarme en la prefectura para obtener mi carte de sejour, y en la facultad para que me dieran mi acreditación. No puedo afirmar cuándo ocurrió, si sucedió ese primer día o algo después, pero sí tengo claro que fue muy al principio de esa estadía de cinco años. Iba caminando por un pasillo de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y vi, en la pared, un afiche con la tapa del último número de la revista del Mauss. Era un clásico afiche de una clásica alta escuela francesa: pulcro, prolijo, convencional. Sin embargo, algo me llamó la atención. Era la sigla que se ocultaba detrás de Mauss: movimiento anti utilitarista en ciencias sociales. Inmediatamente el nombre me interesó: la idea de asociar lo anti utilitario con las ciencias sociales no me era nada ajeno. Inmediatamente traduje todo en términos literarios. Recordé la frase de Pessoa en el Libro del desasosiego: “Sociología: inutilidad de las teorías y prácticas sociales”. La idea no de una sociología de la inutilidad (lo que volvería la inutilidad un tema de estudio) sino de una sociología inútil me parecía algo necesario y pertinente. Que la sociología asumiera su condición de inutilidad, y que de allí pudiera surgir algún tipo de pensamiento crítico sobre la irrelevancia teórica de las ciencias sociales (que es la otra cara de la moneda, su razón verdadera: ser un gran mecanismo de control social) me parecía atractivo. Así que compré el número de la revista del Mauss y leí un buen artículo de Alain Caillé, su fundador, sobre el concepto de don en Marcel Mauss (y entendí también el juego de palabras entre la sigla y el maestro). Leí también un artículo de Karl Polanyi, que era en verdad un capítulo de La gran transformación, de 1944, ensayo clave para entender el liberalismo económico como lo que es: una formidable fuerza destructora de las relaciones sociales, de los lazos humanos y del bien común. Cada tanto, vuelvo a Polanyi: más allá de su socialismo cristiano, la posibilidad de pensar en cierta dimensión de colectivización de la economía pero opuesta a la centralización autoritaria de un poder burocrático me parece interesante, tanto en términos coyunturales como, sobre todo, arqueológicos: como los restos de lo que pudo haber sido la izquierda si hubiera tomado otro camino. Y después no compré ningún número más de la revista del Mauss. Y nunca más volví a escuchar hablar de Caillé: sin darme cuenta, me había ido del lugar al que nunca había pertenecido.
Pasó el tiempo, y en pleno work in progress hacia la vejez, a veces siento nostalgia por eso, por lo que no fui (no por no haber sido sociólogo, sino por no haber sido cualquier otra cosa diferente de la que fui). Y de repente, hace unos días, por azar, como casi todo, cayó en mis manos Teoría anti-utilitarista de la acción, de Alain Caillé, publicado por Waldhuter Editores, primer libro traducido al castellano del sociólogo del Mauss. Y como si el tiempo no hubiera pasado, lo leí. En la introducción, apenas arriba de los agradecimientos, cita a Polanyi; y luego despliega los fragmentos de una sociología general crítica de los grandes sistemas, como los de Bourdieu o Luhmann. Escribe Caillé: “Durante mucho tiempo ha predominado la idea de que la acción de los hombres se explica siempre por el interés (...) económico, sexual, de conservación, de poder o prestigio. Por el contrario, una teoría anti utilitarista debe mostrar que esa reducción es insostenible”. Es un buen punto de partida.

Novedad: Testimonio en resistencia



Autor: Mesnard, Philippe
Prólogo de Daniel Feierstein

ISBN: 978-987-25178-9-2

Colección: Actualis
Tema: Crítica literaria

Edición: 2011



Se ha dicho a menudo que la experiencia de los campos de concentración es indecible. Y sin embargo, una enorme cantidad de textos, obras de teatro o películas se esfuerzan por dar testimonio de ella, buscando el lenguaje y las imágenes capaces de abordar lo que está más allá de lo imaginable. A partir de un vasto corpus literario y cinematográfico, Philippe Mesnard estudia las diferentes formas de expresión movilizadas por testigos, escritores y artistas. Establece cuatro configuraciones testimoniales: la escritura realista que se supone transparente (por ejemplo, las de Vassili Grossman, David Rousset, entre otros), la escritura “trascendente”, que transpone la realidad a un escenario simbólico (como en El último justo de André Schwartz-Bart o La vida es bella de Roberto Benigni), la “configuración crítica”, que le da su lugar al vacío y a la pérdida (por ejemplo, en Imre Kertész, Robert Antelme o Claude Lanzmann), y la escritura “pática”, emocional, que fuerza el relato para que surja su extrema violencia. Estas escrituras varían según los autores, los momentos y los contextos de su producción: cada una de ellas ajusta, entre la distancia y la proximidad, su relación con la catástrofe. Pero todas utilizan los recursos de la cultura contra aquello que la destruyó, al tiempo que destruía al hombre. Tal es la resistencia polifónica del testimonio, en el análisis original, amplio y sintético de Philippe Mesnard, que se constituirá en una insoslayable referencia.  

Novedad: Hacia una filosofía política situada



Autor: Auat, Alejandro
Colección: Perennis
Tema: Filosofía política
ISBN: 978-987-25178-8-5
Edición: 2011
Hace ya varias décadas acuñamos la categoría de lo universal situado. No se trataba del clásico universal sin más (abstracto), tampoco de un universal "concreto" (hegeliano), sino de una universalidad situada, que aceptaba el reto de la singularidad y era —a la vez— capaz de liberarla de la particularidad, del accidente y de cualquier otro condicionante. De la vigencia de esa vocación filosófica da prueba esta obra. No porque replique posiciones anteriores, sino porque crea filosofía, asumiendo y transformando con estilo propio un nuevo pensamiento argentino y latinoamericano. Auat nos había sorprendido antes con su obra Soberanía y comunicación y vuelve a hacerlo ahora con este intento de filosofía política situada, en el cual las huellas alberdianas son tan claras como su diálogo con los más actuales debates políticos. Así Auat pasa de Kusch a Habermas con la misma pertinencia que confronta a Risco Fernández con Arendt; o relaciona la problemática de los derechos humanos con las luchas de los movimientos sociales y populares de su región. Auat aplica para sí esa situacionalidad que reclama en los demás. Filósofo santiagueño y del NOA que asume esta situación como nu-tricio suelo de partida y no techo que impida mirar las estrellas.